¿A dónde va mi dinero? ¿Por qué estamos asistiendo a una batalla financiera por ofrecer las mejores condiciones y rendimiento para depósitos? La respuesta está en el sector bancario y sus necesidades de liquidez a corto plazo: las entidades están financiando tres cuartas partes de los créditos concedidos con los ahorros de sus clientes. Esta cifra dista bastante del índice registrado antes de estallar la crisis, en torno a 2007, cuando los depósitos personales suponían el 60% de los préstamos que se otorgaban.
Por aquel entonces, antes del estallido de las hipotecas subprime en EE UU, la mayor parte de los bancos y cajas españoles cubría en un 60% los créditos con recursos minoristas, obteniendo el 40% restante de mercados mayoristas. Sin embargo, la quiebra de Lehman Brothers y la consecuente crisis de liquidez bancaria ha generado desconfianza entre entidades? y una sequía de fondos.
¿La solución? Atraer recursos de particulares con poderosas llamadas de atención: imposiciones a plazo fijo que están entre el 3 y el 5% TAE (este último ejemplo es de Novanca, que ha puesto en marcha un producto de rápida rentabilidad para plazos a un mes). Y parece ser que lo están consiguiendo, a tenor de los datos reseñados, que sitúan entre el 70% y el 80% el peso de los depósitos en relación a los créditos que se están concediendo.
Esta tendencia no se ve con buenos ojos desde el Banco de España por el estrés que pueden generar estos ?superdepósitos? en la cuenta final y en esa línea se podría contextualizar la norma aprobada por el Gobierno el pasado mes de julio. Para desincentivarlos, exige realizar mayores aportaciones al Fondo de Garantía de Depósitos para las imposiciones que sean más generosas. El resultado de la misma está aún por ver?
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