
A pesar de que la facturación electrónica comienza a ganar peso específico en las empresas (sobre todo en las medianas y las grandes), lo cierto es que los datos que RICOH recoge en su
índice de Eficiencia de los Procesos aseguran que durante 2010 únicamente el 10% de las facturas que se emitieron en el viejo continente fueron digitales.
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